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miércoles, 5 de noviembre de 2014
sábado, 1 de noviembre de 2014
Influencia de las TIC en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Introducción.
La utilización de las TIC en la Educación ha
tenido que afrontar muchos retos y desafíos. Algunos docentes no están de
acuerdo con su incorporación dado que plantean que se desvía el proceso de enseñanza
de aprendizaje. Hay algunos que tampoco están de acuerdo con que se coloque las
computadoras en una especie de laboratorio y haya un horario específico para
trabajar con ellas. Otros consideran que es un recurso muy valioso y que hay
que saber aprovecharlo.
Las posibilidades que brindan estas
tecnologías para los procesos de enseñanza y aprendizaje son muy diversas, pueden,
por un lado favorecerlo y, por otro, obstaculizarlo de acuerdo al uso
inadecuado que se haga de ellas.
La incorporación de las TIC a la educación
formal y escolar es a menudo justificada, reclamada o promovida, según los
casos, con el argumento de su potencial contribución a la mejora del aprendizaje
y de la calidad de la enseñanza. Sin embargo, este argumento no ha
encontrado hasta ahora un apoyo empírico
suficiente. Incluso cuando se dispone de un equipamiento y una infraestructura
que garantiza el acceso a las TIC, profesores y alumnos hacen a menudo un uso
limitado y poco innovador de estas tecnologías.
Las TIC son un recurso educativo muy importante,
por lo que es fundamental hacer un uso adecuado de las mismas para aprovechar
las mejoras que éstas proporcionan en la calidad de la enseñanza y el
aprendizaje.
Desarrollo.
Litwin plantea que un breve recorrido
por la tecnología educativa nos revela que se trata de un campo de conocimiento
que nace en la década de 1950 para tratar de brindar una respuesta a la
incorporación de medios y materiales para la enseñanza. Surgió con fuerza en
los Estados Unidos, donde se impregnó de una concepción eficientista de la
enseñanza, y de clara derivación conductista para las interpretaciones de los
procesos del aprender. La tecnología educativa reemplazó los debates didácticos
e intentó dar una respuesta totalizadora a la problemática de la enseñanza. Ese
origen generó posteriormente una fuerte controversia, respecto de su sentido y
su valor, que ha atravesado su campo durante varias décadas.
Los clásicos medios masivos de comunicación
(diarios, radio, televisión) fueron los medios por excelencia para el gran
público, mientras que las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación constituyen los medios de información por antonomasia para un
sector diferenciado de la población. Las nuevas tecnologías, aun cuando poseen
una expansión considerable, no tienen la fuerza comunicacional de los medios
masivos entre los sectores populares. Para amplios grupos de población con
necesidades básicas insatisfechas o en comunidades rurales que aún tienen
dificultades con la telefonía o la electricidad, el ingreso de las tecnologías
sigue siendo una utopía. Esta es, seguramente, una de las razones por las que
las nuevas tecnologías se han incorporado primero en los estudios superiores,
en escuelas o centros educativos que obtienen financiamiento privado,
particular o agregado al del estado. Los diferentes políticos sostienen que las
TIC aseguran la misma información para todos.
El campo de la didáctica tecnológica se
conforma como un cuerpo de conocimientos referidos a las prácticas de la
enseñanza configuradas en relación con los fines que le dan sentido al acto de
enseñar. Ese cuerpo de conocimientos, construido a la luz de experiencias que
significan buenas propuestas de enseñanza, reconoce la influencia de las nuevas
tecnologías en aquella, y de las características de las estrategias docentes
cuando son mediadas tecnológicamente.
Las tecnologías ofrecen otros usos, tales
como presentar materiales nuevos que reorganizan la información, tender puentes
para favorecer comprensiones, ayudar a reconocer la información en contextos
diferentes; pero es fundamental reconocer que cuando las empleamos, ellas nos
marcan límites concretos, formas de uso más adecuadas, requieren tiempos y
condicionan las experiencias que, para los diversos individuos, generan
diferencias acordes al sentido con que las logran dotar.
Si entendemos que el sujeto aprende por
imitación, es muy probable que las tecnologías que queden enmarcadas en la
propuesta se circunscriban al carácter de herramienta; si consideramos que
aprende por la explicación, dependerá de los usos que el docente haga de las
tecnologías el lugar que estas asuman; las tecnologías seguramente vendrán en
su ayuda en el acto de pensar, y cómo se las incluya en la propuesta pedagógica
implicará el lugar de entorno, potencia o colaboración para el sujeto conocedor.
Cada nueva tecnología, al incorporarse,
reproduce en los docentes la misma aspiración: facilitar su tarea, asegurar la
comprensión, acudir en su ayuda frente a temas difíciles. La búsqueda de hacer
“memorable la información” es la mejor de las aspiraciones docentes. Sin
embargo, frente a los medios y los materiales surgieron también posiciones que
sostuvieron que su uso era generador de nuevas dificultades, como si la
tecnología cobrara vida por sí misma y modificara las maneras de pensar de los
estudiantes. Para algunos, su uso mejora las condiciones para que se produzca
el aprendizaje, y para otros, las empobrece.
En los primeros años de escolaridad y para el
nivel básico del sistema educativo, los docentes reconocen que los chicos
obtienen información mediante su exposición a los medios masivos de
comunicación. En las prácticas, los profesores utilizan esa información desde
perspectivas diferentes, que dan lugar a tratamientos muy variados, según el
valor que le atribuyan a la información adquirida: en algunas oportunidades,
como puerta de entrada o lugar de acceso a temáticas diferentes; en otras,
porque la instalación de la información posibilita su análisis o
reconstrucción; o bien como puente para establecer conexiones con otros temas.
No se hace necesaria la exposición al medio en la clase sino que, simplemente,
se reconoce la información adquirida a través de él. Esta tecnología no
requiere ninguna inversión por parte del sistema, y su potencia reside en el
valor de las estrategias que despliegue el docente. Persiste una idea de uso y
traspaso de la información contenida en los medios y volcada a los espacios de
la clase.
En los casos en los que las tecnologías
pueden incorporarse a las actividades escolares, los alumnos acuden a ellas
para encontrar información y como parte de las actividades que demanda la
escuela para realizar fuera de ella. Obtener información en la web tiene sus
atractivos, dificultades y riesgos. La cantidad de datos disponibles hace que
los alumnos deban asumir criterios de validación para identificar su fuente,
así como criterios de selección para elegir la información más pertinente. Sin
embargo, estos criterios no forman parte de las enseñanzas de los maestros, aun
cuando la accesibilidad de la información y su notable expansión los tornan
necesarios.
César Coll, agrega que la centralidad
creciente de la educación y la formación en la Sociedad de la Información ha
estado acompañada de un protagonismo igualmente creciente de las TIC en los
procesos educativos y formativos. Las TIC se presentan como instrumentos
poderosos para promover el aprendizaje, tanto desde un punto de vista cuantitativo
como cualitativo. Por una parte, estas tecnologías hacen posible, mediante la
supresión de las barreras espaciales y temporales, que más personas puedan
acceder a la formación y la educación. Por otra parte, gracias a las
tecnologías multimedia e Internet, se dispone de nuevos recursos y
posibilidades educativas.
No es en las TIC ni en sus características
propias y específicas, sino en las actividades que llevan a cabo profesores y
estudiantes gracias a las posibilidades de comunicación, intercambio, acceso y
procesamiento de la información que les ofrecen las TIC, donde hay que buscar
las claves para comprender y valorar su impacto sobre la enseñanza y el
aprendizaje.
Los profesores tienden a hacer usos de las
TIC que son coherentes con sus pensamientos pedagógicos y su visión de los
procesos de enseñanza y aprendizaje. Así, los profesores con una visión más
transmisiva o tradicional de la enseñanza y del aprendizaje tienden a utilizar
las TIC para reforzar sus estrategias de presentación y transmisión de los
contenidos, mientras que los que tienen una visión más activa o
“constructivista” tienden a utilizarlas para promover las actividades de
exploración o indagación de los alumnos, el trabajo autónomo y el trabajo
colaborativo.
Pero la novedad de las “nuevas” TIC o TIC
digitales no reside en su naturaleza de tecnologías “para” la información y la comunicación. Los
seres humanos hemos utilizado siempre tecnologías diversas para transmitir
información, comunicarnos y expresar nuestras ideas, sentimientos, emociones y
deseos. La novedad, en definitiva, reside en el hecho de que las TIC digitales
permiten crear entornos que integran los sistemas semióticos conocidos y
amplían hasta límites insospechados la capacidad humana para (re)presentar,
procesar, transmitir y compartir grandes cantidades de información con cada vez
menos limitaciones de espacio y de tiempo, de forma casi instantánea y con un
coste económico cada vez menor.
César Coll plantea cinco grandes categorías
de usos de las TIC. En primer lugar, las TIC como instrumentos mediadores de
las relaciones entre los alumnos y los contenidos (y tareas) de aprendizaje. En
segundo lugar, las TIC como instrumentos mediadores de las relaciones entre los
profesores y los contenidos (y tareas) de enseñanza y aprendizaje. En tercer
lugar, las TIC como instrumentos mediadores de las relaciones entre los
profesores y los alumnos o entre los alumnos. En cuarto lugar, las TIC como
instrumentos mediadores de la actividad conjunta desplegada por profesores y
alumnos durante la realización de las tareas o actividades de enseñanza
aprendizaje. Por último, en quinto lugar, las TIC como instrumentos
configuradores de entornos o espacios de trabajo y de aprendizaje.
Lo que define el tipo de uso que se hace de
las TIC es su ubicación en el entramado de relaciones que se establecen entre
los tres elementos del triángulo interactivo –profesor, estudiantes y
contenido– mientras se llevan a cabo las actividades de enseñanza y aprendizaje
en el aula. Ninguna de las cinco categorías de usos puede ser considerada en
términos absolutos más innovadora, más transformadora o “mejor” que las otras.
En todas ellas podemos encontrar usos concretos innovadores y transformadores y
también podemos encontrar usos que no
suponen ningún valor añadido para la enseñanza y el aprendizaje.
En cuanto al uso de las computadoras en el
aula, Buckinghan sostiene que se acusa a las computadoras de sobreestimular a
los niños con imágenes llamativas, sensacionalistas superficiales que debilitan su capacidad para
la imaginación y el pensamiento crítico.
Según lo planteado por Papert las escuelas
han ofrecido resistencia a los aspectos de las computadoras que plantean
mayores desafíos, y las han colocado en laboratorios especializados, confinados
a un área separada del currículo y no han ofrecido cantidades suficientes de
equipos con el fin de imposibilitar una transformación más radical.
Los niños naturalmente aman las computadoras,
el trabajo con ellas les resulta más atractivo, más divertido, y es así que la
tecnología parece permitirles participar activamente en el proceso de aprendizaje,
en lugar de limitarse a recibir información de manera pasiva.
A menudo, las razones que se aducen para
justificar el uso de la computadora en la educación son aumentar la
"eficiencia y proporcionar a los estudiantes las "habilidades"
requeridas en el mundo del trabajo; sin embargo, muchas veces también se apela
a un discurso más amplio que refiere a las posibilidades
"liberadoras" de la computadora.
Para finalizar, es importante mencionar que la
alfabetización digital comporta no solo el aprendizaje del uso funcional de
estas tecnologías, sino también el conocimiento de las prácticas
socioculturales asociadas al manejo de estas tecnologías en la sociedad de la
información y la capacidad para participar en esas prácticas utilizando dichas
tecnologías de manera adecuada. Por lo tanto, los objetivos de una auténtica
alfabetización digital no pueden conseguirse mediante la simple introducción de
unos contenidos curriculares y la enseñanza y el aprendizaje del manejo de unas
herramientas tecnológicas. Es el conjunto del currículo el que debe ser
revisado con el fin de adecuarlo a las necesidades formativas y las prácticas
socioculturales propias de la sociedad de la información. No tiene mucho
sentido impulsar la incorporación de las TIC a la educación escolar con el
argumento de su protagonismo y centralidad en la Sociedad de la Información y,
al mismo tiempo, seguir manteniendo un currículo y una organización del sistema
educativo que responden más bien, en conjunto, a unas necesidades y unos modos
de aprendizaje y de acceso al conocimiento que en buena medida no son los
propios de la Sociedad de la Información.
Conclusión:
Los
usos de las nuevas tecnologías en las aulas pueden limitar las propuestas
cuando esas tecnologías no son las más adecuadas o se emplean
indiscriminadamente. Los docentes utilizan las tecnologías, más de una vez,
para romper las rutinas en el tratamiento de los contenidos. Además evalúan la
tecnología en términos de su "adecuación" a las actividades que ya
están en marcha en el aula y al programa establecido de la asignatura.
El acceso de profesores y alumnos a las TIC
es una condición necesaria que está aún lejos de cumplirse en muchos países,
muchas escuelas y muchas aulas, por lo que es imprescindible seguir haciendo
esfuerzos en este sentido para reducir la brecha digital.
La escuela cumple un papel central en la
Sociedad de la información, ya que es el principal motor de integrar a las
nuevas generaciones a este mundo marcado por la TIC, por lo que es fundamental
alfabetizar digitalmente.
Por lo tanto, es fundamental que como futuros
docentes demos un uso adecuado a las nuevas tecnologías, para aprovechar al
máximo las posibilidades que brindan para la mejora en la calidad de los procesos
de enseñanza y aprendizaje.
Bibliografía.
Coll, César."Los desafíos de las TIC para el cambio educativo”.
Buckinghan. "Más allá de la tecnología" (cap. 3 y 4).
Litwin, Edith"Tecnologías educativas en tiempos de Internet".
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