sábado, 1 de noviembre de 2014

Influencia de las TIC en los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Introducción.
La utilización de las TIC en la Educación ha tenido que afrontar muchos retos y desafíos. Algunos docentes no están de acuerdo con su incorporación dado que plantean que se desvía el proceso de enseñanza de aprendizaje. Hay algunos que tampoco están de acuerdo con que se coloque las computadoras en una especie de laboratorio y haya un horario específico para trabajar con ellas. Otros consideran que es un recurso muy valioso y que hay que saber aprovecharlo.
Las posibilidades que brindan estas tecnologías para los procesos de enseñanza y aprendizaje son muy diversas, pueden, por un lado favorecerlo y, por otro, obstaculizarlo de acuerdo al uso inadecuado que se haga de ellas.
La incorporación de las TIC a la educación formal y escolar es a menudo justificada, reclamada o promovida, según los casos, con el argumento de su potencial contribución a la mejora del aprendizaje y de la calidad de la enseñanza. Sin embargo, este argumento no ha encontrado  hasta ahora un apoyo empírico suficiente. Incluso cuando se dispone de un equipamiento y una infraestructura que garantiza el acceso a las TIC, profesores y alumnos hacen a menudo un uso limitado y poco innovador de estas tecnologías.
Las TIC son un recurso educativo muy importante, por lo que es fundamental hacer un uso adecuado de las mismas para aprovechar las mejoras que éstas proporcionan en la calidad de la enseñanza y el aprendizaje.

Desarrollo.
Litwin plantea que un breve recorrido por la tecnología educativa nos revela que se trata de un campo de conocimiento que nace en la década de 1950 para tratar de brindar una respuesta a la incorporación de medios y materiales para la enseñanza. Surgió con fuerza en los Estados Unidos, donde se impregnó de una concepción eficientista de la enseñanza, y de clara derivación conductista para las interpretaciones de los procesos del aprender. La tecnología educativa reemplazó los debates didácticos e intentó dar una respuesta totalizadora a la problemática de la enseñanza. Ese origen generó posteriormente una fuerte controversia, respecto de su sentido y su valor, que ha atravesado su campo durante varias décadas.
Los clásicos medios masivos de comunicación (diarios, radio, televisión) fueron los medios por excelencia para el gran público, mientras que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación constituyen los medios de información por antonomasia para un sector diferenciado de la población. Las nuevas tecnologías, aun cuando poseen una expansión considerable, no tienen la fuerza comunicacional de los medios masivos entre los sectores populares. Para amplios grupos de población con necesidades básicas insatisfechas o en comunidades rurales que aún tienen dificultades con la telefonía o la electricidad, el ingreso de las tecnologías sigue siendo una utopía. Esta es, seguramente, una de las razones por las que las nuevas tecnologías se han incorporado primero en los estudios superiores, en escuelas o centros educativos que obtienen financiamiento privado, particular o agregado al del estado. Los diferentes políticos sostienen que las TIC aseguran la misma información para todos.
El campo de la didáctica tecnológica se conforma como un cuerpo de conocimientos referidos a las prácticas de la enseñanza configuradas en relación con los fines que le dan sentido al acto de enseñar. Ese cuerpo de conocimientos, construido a la luz de experiencias que significan buenas propuestas de enseñanza, reconoce la influencia de las nuevas tecnologías en aquella, y de las características de las estrategias docentes cuando son mediadas tecnológicamente.
Las tecnologías ofrecen otros usos, tales como presentar materiales nuevos que reorganizan la información, tender puentes para favorecer comprensiones, ayudar a reconocer la información en contextos diferentes; pero es fundamental reconocer que cuando las empleamos, ellas nos marcan límites concretos, formas de uso más adecuadas, requieren tiempos y condicionan las experiencias que, para los diversos individuos, generan diferencias acordes al sentido con que las logran dotar.
Si entendemos que el sujeto aprende por imitación, es muy probable que las tecnologías que queden enmarcadas en la propuesta se circunscriban al carácter de herramienta; si consideramos que aprende por la explicación, dependerá de los usos que el docente haga de las tecnologías el lugar que estas asuman; las tecnologías seguramente vendrán en su ayuda en el acto de pensar, y cómo se las incluya en la propuesta pedagógica implicará el lugar de entorno, potencia o colaboración para el sujeto conocedor.
Cada nueva tecnología, al incorporarse, reproduce en los docentes la misma aspiración: facilitar su tarea, asegurar la comprensión, acudir en su ayuda frente a temas difíciles. La búsqueda de hacer “memorable la información” es la mejor de las aspiraciones docentes. Sin embargo, frente a los medios y los materiales surgieron también posiciones que sostuvieron que su uso era generador de nuevas dificultades, como si la tecnología cobrara vida por sí misma y modificara las maneras de pensar de los estudiantes. Para algunos, su uso mejora las condiciones para que se produzca el aprendizaje, y para otros, las empobrece.
En los primeros años de escolaridad y para el nivel básico del sistema educativo, los docentes reconocen que los chicos obtienen información mediante su exposición a los medios masivos de comunicación. En las prácticas, los profesores utilizan esa información desde perspectivas diferentes, que dan lugar a tratamientos muy variados, según el valor que le atribuyan a la información adquirida: en algunas oportunidades, como puerta de entrada o lugar de acceso a temáticas diferentes; en otras, porque la instalación de la información posibilita su análisis o reconstrucción; o bien como puente para establecer conexiones con otros temas. No se hace necesaria la exposición al medio en la clase sino que, simplemente, se reconoce la información adquirida a través de él. Esta tecnología no requiere ninguna inversión por parte del sistema, y su potencia reside en el valor de las estrategias que despliegue el docente. Persiste una idea de uso y traspaso de la información contenida en los medios y volcada a los espacios de la clase.
En los casos en los que las tecnologías pueden incorporarse a las actividades escolares, los alumnos acuden a ellas para encontrar información y como parte de las actividades que demanda la escuela para realizar fuera de ella. Obtener información en la web tiene sus atractivos, dificultades y riesgos. La cantidad de datos disponibles hace que los alumnos deban asumir criterios de validación para identificar su fuente, así como criterios de selección para elegir la información más pertinente. Sin embargo, estos criterios no forman parte de las enseñanzas de los maestros, aun cuando la accesibilidad de la información y su notable expansión los tornan necesarios.
César Coll, agrega que la centralidad creciente de la educación y la formación en la Sociedad de la Información ha estado acompañada de un protagonismo igualmente creciente de las TIC en los procesos educativos y formativos. Las TIC se presentan como instrumentos poderosos para promover el aprendizaje, tanto desde un punto de vista cuantitativo como cualitativo. Por una parte, estas tecnologías hacen posible, mediante la supresión de las barreras espaciales y temporales, que más personas puedan acceder a la formación y la educación. Por otra parte, gracias a las tecnologías multimedia e Internet, se dispone de nuevos recursos y posibilidades educativas.
No es en las TIC ni en sus características propias y específicas, sino en las actividades que llevan a cabo profesores y estudiantes gracias a las posibilidades de comunicación, intercambio, acceso y procesamiento de la información que les ofrecen las TIC, donde hay que buscar las claves para comprender y valorar su impacto sobre la enseñanza y el aprendizaje.
Los profesores tienden a hacer usos de las TIC que son coherentes con sus pensamientos pedagógicos y su visión de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Así, los profesores con una visión más transmisiva o tradicional de la enseñanza y del aprendizaje tienden a utilizar las TIC para reforzar sus estrategias de presentación y transmisión de los contenidos, mientras que los que tienen una visión más activa o “constructivista” tienden a utilizarlas para promover las actividades de exploración o indagación de los alumnos, el trabajo autónomo y el trabajo colaborativo.
Pero la novedad de las “nuevas” TIC o TIC digitales no reside en su naturaleza de tecnologías  “para” la información y la comunicación. Los seres humanos hemos utilizado siempre tecnologías diversas para transmitir información, comunicarnos y expresar nuestras ideas, sentimientos, emociones y deseos. La novedad, en definitiva, reside en el hecho de que las TIC digitales permiten crear entornos que integran los sistemas semióticos conocidos y amplían hasta límites insospechados la capacidad humana para (re)presentar, procesar, transmitir y compartir grandes cantidades de información con cada vez menos limitaciones de espacio y de tiempo, de forma casi instantánea y con un coste económico cada vez menor.
César Coll plantea cinco grandes categorías de usos de las TIC. En primer lugar, las TIC como instrumentos mediadores de las relaciones entre los alumnos y los contenidos (y tareas) de aprendizaje. En segundo lugar, las TIC como instrumentos mediadores de las relaciones entre los profesores y los contenidos (y tareas) de enseñanza y aprendizaje. En tercer lugar, las TIC como instrumentos mediadores de las relaciones entre los profesores y los alumnos o entre los alumnos. En cuarto lugar, las TIC como instrumentos mediadores de la actividad conjunta desplegada por profesores y alumnos durante la realización de las tareas o actividades de enseñanza aprendizaje. Por último, en quinto lugar, las TIC como instrumentos configuradores de entornos o espacios de trabajo y de aprendizaje.
Lo que define el tipo de uso que se hace de las TIC es su ubicación en el entramado de relaciones que se establecen entre los tres elementos del triángulo interactivo –profesor, estudiantes y contenido– mientras se llevan a cabo las actividades de enseñanza y aprendizaje en el aula. Ninguna de las cinco categorías de usos puede ser considerada en términos absolutos más innovadora, más transformadora o “mejor” que las otras. En todas ellas podemos encontrar usos concretos innovadores y transformadores y también  podemos encontrar usos que no suponen ningún valor añadido para la enseñanza y el aprendizaje.
En cuanto al uso de las computadoras en el aula, Buckinghan sostiene que se acusa a las computadoras de sobreestimular a los niños con imágenes llamativas, sensacionalistas  superficiales que debilitan su capacidad para la imaginación y el pensamiento crítico.
Según lo planteado por Papert las escuelas han ofrecido resistencia a los aspectos de las computadoras que plantean mayores desafíos, y las han colocado en laboratorios especializados, confinados a un área separada del currículo y no han ofrecido cantidades suficientes de equipos con el fin de imposibilitar una transformación más radical.
Los niños naturalmente aman las computadoras, el trabajo con ellas les resulta más atractivo, más divertido, y es así que la tecnología parece permitirles participar activamente en el proceso de aprendizaje, en lugar de limitarse a recibir información de manera pasiva.
A menudo, las razones que se aducen para justificar el uso de la computadora en la educación son aumentar la "eficiencia y proporcionar a los estudiantes las "habilidades" requeridas en el mundo del trabajo; sin embargo, muchas veces también se apela a un discurso más amplio que refiere a las posibilidades "liberadoras" de la computadora.
Para finalizar, es importante mencionar que la alfabetización digital comporta no solo el aprendizaje del uso funcional de estas tecnologías, sino también el conocimiento de las prácticas socioculturales asociadas al manejo de estas tecnologías en la sociedad de la información y la capacidad para participar en esas prácticas utilizando dichas tecnologías de manera adecuada. Por lo tanto, los objetivos de una auténtica alfabetización digital no pueden conseguirse mediante la simple introducción de unos contenidos curriculares y la enseñanza y el aprendizaje del manejo de unas herramientas tecnológicas. Es el conjunto del currículo el que debe ser revisado con el fin de adecuarlo a las necesidades formativas y las prácticas socioculturales propias de la sociedad de la información. No tiene mucho sentido impulsar la incorporación de las TIC a la educación escolar con el argumento de su protagonismo y centralidad en la Sociedad de la Información y, al mismo tiempo, seguir manteniendo un currículo y una organización del sistema educativo que responden más bien, en conjunto, a unas necesidades y unos modos de aprendizaje y de acceso al conocimiento que en buena medida no son los propios de la Sociedad de la Información.
Conclusión:
Los usos de las nuevas tecnologías en las aulas pueden limitar las propuestas cuando esas tecnologías no son las más adecuadas o se emplean indiscriminadamente. Los docentes utilizan las tecnologías, más de una vez, para romper las rutinas en el tratamiento de los contenidos. Además evalúan la tecnología en términos de su "adecuación" a las actividades que ya están en marcha en el aula y al programa establecido de la asignatura.
El acceso de profesores y alumnos a las TIC es una condición necesaria que está aún lejos de cumplirse en muchos países, muchas escuelas y muchas aulas, por lo que es imprescindible seguir haciendo esfuerzos en este sentido para reducir la brecha digital.
La escuela cumple un papel central en la Sociedad de la información, ya que es el principal motor de integrar a las nuevas generaciones a este mundo marcado por la TIC, por lo que es fundamental alfabetizar digitalmente.
Por lo tanto, es fundamental que como futuros docentes demos un uso adecuado a las nuevas tecnologías, para aprovechar al máximo las posibilidades que brindan para la mejora en la calidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Bibliografía.
Coll, César."Los desafíos de las TIC para el cambio educativo”.
Buckinghan. "Más allá de la tecnología" (cap. 3 y 4).
Litwin, Edith"Tecnologías educativas en tiempos de Internet".


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